Deseando salir de Bogotá, nos dirigimos a Salento, un pueblo bastante turístico pero muy agradable situado a pocos kilómetros de Armenia y muy cerquita del valle del Cocora. El viaje fue un poco odisea, nosotros ya estamos acostumbrados a estas historias, pero para María y Josep Lluís era algo nuevo. Armenia no es que esté muy lejos, pero la cordillera que los separa se atraviesa por unos puertos plagados de camiones que te hacen ir a 20km/h, se llama la línea y los colombianos se ríen cuando les dices que vas a cruzar por allí.
Para visitar el valle del Cocora desde Salento te llevan en unos coches donde meten hasta 13 personas, a nosotros nos querían hacer ir de pie agarrados a la baca y nos negamos... esto fue gracioso porque a la vuelta había sitio para sentarse y María y yo decidimos ir de pie, jajaja, ¡cabuts! El valle es muy bonito, con palmeras (productoras de cera) que alcanzan hasta los 60 metros (nosotros las vimos de unos 30) y unos senderos frondosos que cruzan el río varias veces por unos puentes en dudoso estado.
El recorrido son unas cuatro horas, nosotros paramos a comer en el punto más alto, lugar donde pudimos disfrutas de los apasionantes colibrís, estos pajarillos nos fliparon, no es sólo el estilo con el que vuelan y se quedan suspendidos en el aire para absorber el néctar, sus zumbidos son espectaculares... vamos que nos quedamos atontados un buen rato y por supuesto les cayeron unas cuantas fotos, jeje.
En el tema gastronómico, no hay que irse de Salento sin probar la trucha con patacón, muy muy recomendable.
Al día siguiente visitamos la finca de Don Elías, un señor majísimo que lleva toda la vida dedicándose al cultivo de café y que hace unos tours por su pequeña finca muy entretenidos. Al final del recorrido como no podía ser de otra forma, probamos su aromático café, muy rico, incluso para los que no somos cafeteros.
Nuestra siguiente parada en el eje cafetero fue Manizales, fuimos allí aún sabiendo que por la erupción del nevado del Ruíz, parte del parque estaba cerrado. Lo que no sabíamos era que estaba cerrado por completo así que poco nos quedaba por hacer en esa ciudad más que mitigar la añoranza de nuestra tierra cocinando una buena tortilla de patata y un arroz al horno.
Fotos:
Lo que hace una por no manchar sus botas
Hora de comer
Ascendiendo por el valle
Las botas nuevas de María, jaja
Uno de tantos puentes
Vuelta a Salento al fresco
Colibrí
Menudo banquete
Estilazo
Ahora por aquí
Ahora por allá
Palmeras hasta el cielo
Luciendo palmito
Seguimos en valle del Cocora
De peli
Arañando el cielo
Only me
Palmeras a la vista
Marieta
Pintaba mal al principio
Última de palmeras
Salento
Don Elias
Fruto del café
Posando
Despellejando el café
Se huele desde aquí
Manizales: Nevado del Ruíz humeando
Arroz al horno... blanco :)
Un beso a todos. Me ha hecho ilusión ver las dos nuevas incorporaciones. Es la ostia ver las fotografías que haces y los temas de que disfrutas.Pasadlo bien y suerte.
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