sábado, 28 de julio de 2012

San Gil, Barichara y Guane


En nuestro camino hacia el caribe paramos en otro de esos pueblos que se ha sabido vender para el turismo, es un punto estratégico para los amantes de los deportes de aventura, no hicimos ninguno pero nos dio la sensación de que la oferta era muy amplia pero que no había nada en lo que destacaban. Vamos, que se lo han montado bien.

Lo único que hicimos allí fue visitar Barichara, un pueblo colonial donde se han filmado muchas telenovelas y desde donde parte el Camino Real hacia Guane. Es una ruta tranquila pero bajo un sol abrasador, aunque los árboles hacían su trabajo. Lo mejor fue la comida en La sazón de Rosita, vaya platazo de cabro que nos zampamos! Y no veas lo bien que sienta después de una caminata.

Poco más que contar de este lugar, no fuimos a las cascadas de Juan Curi pero la gente nos dijo que merecían la pena. Respecto al Parque Nacional de  Chicamocha, es un auténtico circo (teleférico, pista de patinaje, ...) y una clavada (39.000), no hicimos ni el intento.

Después de nuestros primeros diez días por tierras colombianas, el sabor que se nos queda es un poco agridulce, obviamente depende mucho de tu forma de viajar, pero si quieres tener un viaje relajado sin preocuparte por si la zona es segura o no, te tienes que meter en las rutas que hacemos la mayoría de turistas y aquí es donde falla un poco la cosa, ya que dejas atrás impresionantes paisajes que sólo ves por la ventana del autobús y los lugares que visitas están orientados al turismo y no como a mi me gusta (cobran por el acceso a la mayoría de espacios naturales, cobran hasta tres veces más a los extranjeros, necesitas vehículo para iniciar casi cualquier trekking, ...). Con todo esto no queremos decir que no nos esté gustando, simplemente es una lástima que no podamos disfrutar de todo su potencial ;)

Pero ahora viene el caribe... y eso sí que lo estamos gozando!! pero ya otro día os contamos :P

Barichara

Inicio del camino real

Vistas desde el camino

Salta que te salta

Gracias por la sombra!

Abrasándonos, jeje

A la fresca

Guane

Cotilleando un poco

Señora! no se duerma!!!

Lo dicho

El Cabro





Villa de Leyva


Uno de los problemas con los que te encuentras para viajar por Colombia si no vas a volver a Bogotá es que das más vueltas que un tonto. Después del Eje cafetero queríamos visitar otros pueblecitos que se encuentran al “otro lado” de Bogotá, así que no nos quedó otra que volver a la capital colombiana, pero esta vez teníamos claro que no queríamos pasar allí ni un minuto por lo que tras ocho horas de bus nocturno tomamos otro directo a Villa de Leyva sin pasar por la casilla de salida. Fue un poco paliza pero creo que tomamos la decisión correcta.

Villa de Leyva es un pueblo bastante chulo, la plaza empedrada es de película, aunque tuvimos la mala suerte de llegar el día que terminaban las fiestas de la virgen del Carmen y la plaza todavía tenía el escenario de la orquesta montado, aparte del olor a orín que había en cada esquina, jeje.

Creemos que es una buena opción para hacer un alto en el camino, pero poco más, el pueblo te lo ves en un rato y luego poco tienes que hacer por allí. Te ofertan varias actividades pero para mi son un auténtico timo:
  • La periquera, unas cascadas sin más donde te cobran 5000 por entrar y te ponen una pulsera como si de un resort de Punta Cana se tratara. Oficialmente está cerrada al público porque hace poco se mató alguien allí (hemos oído diferentes versiones sobre esto).
  • Ruta en bici por los alrededores pasando por pozas azules y otros lugares: otra castaña, y las bicicletas no pueden ser peores. Aquí le montamos el pollo y no las pagamos.
  • Trekking a la laguna Iguaqué, costaba el acceso 35000, así que ni lo intentamos.
Resumiendo, pueblo bonito que merece la pena visitar una mañana o descansar una noche para no hacer todo el camino del tirón.

Cascada la periquera

Posando con las pulseritas de acceso

Primera Cascada de la Periquera

El río

A la fresca

Las casas bonitas son :)

Ultimando detalles

Una de iglesias

La calle estaba desierta...

Empedrados por doquier

Una de bicis

Eje Cafetero


Deseando salir de Bogotá, nos dirigimos a Salento, un pueblo bastante turístico pero muy agradable situado a pocos kilómetros de Armenia y muy cerquita del valle del Cocora. El viaje fue un poco odisea, nosotros ya estamos acostumbrados a estas historias, pero para María y Josep Lluís era algo nuevo. Armenia no es que esté muy lejos, pero la cordillera que los separa se atraviesa por unos puertos plagados de camiones que te hacen ir a 20km/h, se llama la línea y los colombianos se ríen cuando les dices que vas a cruzar por allí.

Para visitar el valle del Cocora desde Salento te llevan en unos coches donde meten hasta 13 personas, a nosotros nos querían hacer ir de pie agarrados a la baca y nos negamos... esto fue gracioso porque a la vuelta había sitio para sentarse y María y yo decidimos ir de pie, jajaja, ¡cabuts! El valle es muy bonito, con palmeras (productoras de cera) que alcanzan hasta los 60 metros (nosotros las vimos de unos 30) y unos senderos frondosos que cruzan el río varias veces por unos puentes en dudoso estado.

El recorrido son unas cuatro horas, nosotros paramos a comer en el punto más alto, lugar donde pudimos disfrutas de los apasionantes colibrís, estos pajarillos nos fliparon, no es sólo el estilo con el que vuelan y se quedan suspendidos en el aire para absorber el néctar, sus zumbidos son espectaculares... vamos que nos quedamos atontados un buen rato y por supuesto les cayeron unas cuantas fotos, jeje.

En el tema gastronómico, no hay que irse de Salento sin probar la trucha con patacón, muy muy recomendable.

Al día siguiente visitamos la finca de Don Elías, un señor majísimo que lleva toda la vida dedicándose al cultivo de café y que hace unos tours por su pequeña finca muy entretenidos. Al final del recorrido como no podía ser de otra forma, probamos su aromático café, muy rico, incluso para los que no somos cafeteros.

Nuestra siguiente parada en el eje cafetero fue Manizales, fuimos allí aún sabiendo que por la erupción del nevado del Ruíz, parte del parque estaba cerrado. Lo que no sabíamos era que estaba cerrado por completo así que poco nos quedaba por hacer en esa ciudad más que mitigar la añoranza de nuestra tierra cocinando una buena tortilla de patata y un arroz al horno.


Fotos:
Lo que hace una por no manchar sus botas

Hora de comer

Ascendiendo por el valle

Las botas nuevas de María, jaja

Uno de tantos puentes

Vuelta a Salento al fresco

Colibrí

Menudo banquete

Estilazo

Ahora por aquí

Ahora por allá

Palmeras hasta el cielo

Luciendo palmito

Seguimos en valle del Cocora

De peli

Arañando el cielo

Only me

Palmeras a la vista

Marieta

Pintaba mal al principio

Última de palmeras

Salento

Don Elias

Fruto del café

Posando

Despellejando el café

Se huele desde aquí

Manizales: Nevado del Ruíz humeando

Arroz al horno... blanco :)