Panamerican Dream: De la tierra del vino a la ciudad universitaria

Nos fuimos a Mendoza motivados por la fiesta de la vendimia, que tenía lugar el primer fin de semana de marzo. Si a alguien le dices que te vas a la fiesta de la vendimia, ¿Qué se imaginaría encontrar? PUES NO! no hay vino, lo más parecido a un buen tinto era la uva que las candidatas a reina de la vendimia te tiraban desde sus carrozas. Todo en la fiesta gira entorno a la elección de la reina y lo más interesante era el desfile de carrozas en el que las candidatas tiraban a los miles de espectadores los productos típicos de su región: melocotones, racimos de uva, pasas, miel, manzanas, melones (sí sí, melones!!!)... y fotografías suyas en plan mises. Curioso era, pero vamos, más cutre que las gaiatas de la Magdalena.

Sedientos de vino, al día siguiente nos marcamos una ruta en bicicleta (alquiler en Mr. Hugo) por los viñedos y bodegas de la zona (Mendoza es la mayor productora de vino del país). Visitamos: una bodega tamaño industrial (La Rural), otra familiar (familia Di Tommaso), y una degustación de olivas, pasta de oliva, aceites, mermelada, dulce de leche y licores.

En nuestro último día en Mendoza nos adentramos en el corazón de los Andes, en una ruta que nos llevó a la cima del Cristo Redentor, escultura que sirvió para conmemorar la superación pacífica de un conflicto por cuestiones de límites entre Argentina y Chile que había llevado a ambos países a estar al borde de la guerra. Ah, esta escultura se encuentra a 4.200 metros de altitud!

Durante el recorrido hacia el Cristo, hicimos diversas paradas: mirador del dique (embalse que abastece de agua a la provincia), Uspallata, puente histórico de Picheuta, puente del Inca (formación rocosa que forma un puente natural sobre el río Las Cuevas) y mirador del Aconcagua (6.962 metros, la montaña más alta del mundo sin contar los Himalayas).

En nuestro camino hacia Iguazú, hicimos noche en Córdoba, ciudad que a pesar de ser la segunda más poblada de Argentina da la sensación de ser tipo Vitoria. En nuestra corta visita pudimos ver el ambiente universitario y el encanto de la ciudad. Los estudiantes se reúnen en las plazas para tomar el mate y conversar largo y tendido.

Por la noche tuvimos la suerte que el hostel organizaba un asado para todos, así que más carne para nuestro body y charlas amenas con el resto de viajeros.

Lástima tener que partir tan pronto pero las Cataratas de Iguazú nos esperaban.